Los que hemos vivido y estudiado en la ciudad de Salamanca hemos disfrutado de una tradición que se repite todos los “lunes de aguas“. El protagonista de este día es el famoso “Padre Putas“.
El clérigo que responde a este nombre no era otro que el padre Cifuentes. También conocido como “padre Macebía“.
Era el encargado del señor obispo, Diego de Deza, de vigilar, cuidar y atender a las prostitutas durante todo el año. Por lo visto la Universidad atraía a un tipo de estudiantes con costumbres un tanto disolutas. En cuaresma, para que los estudiantes, profesores y demás salmantinos guardaran la castidad, y se prepararan adecuadamente para las fiestas de Pascua, el “padre putas” se llevaba a todas las suripantas río Tormes arriba al pueblo de Tejares.
Pasadas la octava de Pascua, el primer lunes, el “Lunes de Aguas”, el padre Cifuentes bajaba con todas las mozas río abajo en unas barcazas adornadas con ramas.
El recibimiento de “las rameras” era toda una fiesta. Los estudiantes y todos aquellos que habían sufrido su ausencia, las esperaban en los márgenes del río con el “hornazo” que aún en día pueden ustedes disfrutar. Es una empanada típica de Salamanca.
Y siglos después la ciudad de Salamanca guarda memoria de esta fiesta popular y el “Lunes de Aguas” no hay clase, se da fiesta a los estudiantes. Es costumbre merendar en el río y dar cuenta de una generosa ración del hornazo.
Si quiere saber más de tan señalada fiesta puede consultar en la wikipedia.
Como un ejercicio de diseño y un sentido homenaje a Salamanca y a sus sabias tradiciones hemos querido diseñar el escudo de armas del padre Putas.
Sin duda alguna que debió ser un clérigo que disfrutaba de la confianza de su obispo y que imagino canónigo de la catedral. El color negro propio de los presbíteros en heráldica se enriquece con toques de oro y dos filas de borlas de color de color púrpura. Un color apropiado para ciertos “servicios especiales”.
El escudo es de canónigo. En el centro una meretriz con melena rubia suelta, y corona de flores. Viste de color entre rojo y púrpura, que eran los colores usados para distinguir a las trabajadoras del placer. Enseña con los brazos abiertos las ramas. Con ellas adornaban las barcazas con las que bajaban río abajo. Según parece también usaban las ramas para señalar las chozas o casas donde ejercían su ancestral oficio.
Este ejercicio heráldico no pretende ser otra cosa que un capricho y mi homenaje a la querida ciudad y universidad de Salamanca. Que lo disfruten.